Buscando un conejito para adoptar acabé encontrando la historia de Mordisquitos. No había sido especialmente maltratado, sólo era un «producto» que al no estar en «perfectas condiciones» no se podía vender. Mordis procedía de alguna tienda o criadero, y su «defecto» era una de sus patitas traseras, que está algo atrofiada de nacimiento. Ni le duele ni le molesta en absoluto para andar, y de hecho se pega buenas carreras cuando está contento, pero no lo consideraron apto para la venta. Así llegó a AXLA, donde tuvo la suerte de poder disfrutar de los cuidados de una casa de acogida. Allí le cuidaron muy bien, y cuando me interesé por su adopción, me guiaron y explicaron sus necesidades estupendamente.
Mordisquitos sólo lleva casi dos meses conmigo, pero ya se ha adaptado a la perfección. Era algo tímido y le costó un poco coger confianza, pero ha perdido la vergüenza prácticamente del todo. Le encanta que le acaricien, y cuando paras se levanta, te mira y busca tu mano con su hociquito. Es muy tranquilote, siempre que no haya comida de por medio, ya que también es un gordito. Cada vez que se acerca la hora de comer, te sigue y corretea alrededor de tus pies, rascándote con las patitas para que le des algo. Además es un trozo de pan: se deja coger, aunque no le guste mucho, no muerde, ni gruñe, ni mordisquea cables ni hace trastadas. Le encanta estar con gente y suele seguirnos por la casa cuando nos movemos mucho, y cuando te ve en el sofá, se sube y se tumba a tu lado, rechinando los dientes, contento, a la espera de caricias y mimitos.
Cualquier animal merece tener una vida agradable, y muchos de los bichines que están en AXLA, como los de otras protectoras, desconocen lo que es vivir en una familia que les cuide y les quiera. Todo lo que haces por ellos al adoptarlos te lo pagan con creces en cariño y compañía, y además, mejorar tan drásticamente la vida de alguien sólo te da felicidad.