No sé por dónde empezar… Quizá por una visita al albergue un día de Noviembre. Yo tenía mucho miedo porque me angustiaba la idea de ver a todos esos perretes abandonados juntos. Pero fue poner un pie allí y darme cuenta que son perros felices, que reciben su ración de amor a diario y que los cuidan personas con un corazón muy grande. Yo fui incapaz de elegir a uno de ellos porque todos necesitaban un hogar. A mi marido le gustaron varios. Al final ninguno de los dos elegimos, fue Oreo (antes Granada) quien hizo méritos para que nos fijásemos en él y a la semana estaba en casa. Aún recuerdo con el corazón encogido cuando Raúl y él llegaron al que sería su nuevo hogar. Me emocioné. Oreo es un «perro 10». Nos mira con esa carita diciéndonos «gracias». Hace ya ocho meses que llenó nuestras vidas y ahora hemos querido llenar la suya un poco más para que no estuviera solo. Blossom (antes Minerva) se ha incorporado a la familia. Mi ratona de ojos grandes que no le caben en la cara. Ella es muy dulce y al igual que Oreo siempre busca caricias. Los primeros días ni se miraban pero ahora no paran de jugar, darse besos, intercambiarse las camas… Tener un perro es increíble! Pero tener dos es MARAVILLOSO!! Desde aquí animo a toda la gente que adopte. Cambias su vida y a ti te hace ser mejor persona. Gracias a AXLA por rescatarlos a los dos y darnos la oportunidad de hacerles muy felices.